Los Yamaha HS-50 M son unos monitores de referencia utilizados en home-studios para mezcla de audio. Son activos, lo que significa que incorporan su propio amplificador.

La elección de una marca y un modelo de monitores es muy, muy complicado, porque es muy difícil comparar sobre el papel. De hecho, es el producto que más me ha costado seleccionar, a pesar de horas y horas de búsquedas y comparativas en Internet ¿El problema? que hablar de sonido es algo muy subjetivo. Las referencias y opiniones que se encuentran en Internet se repiten para todos los modelos, con argumentos a favor y en contra para cada uno de ellos. Uno ya está acostumbrado a este tipo de análisis y al final siempre tiene la sensación de haber elegido la mejor opción que le ofrece el mercado. Curiosamente para mí, esta vez, la elección de este modelo fue involuntaria y acertada a la vez.

Antes de entrar en detalles, debes saber que estos son mis primeros monitores activos para mezcla, por lo que no tengo otras referencias para comparar. Antes en el ordenador tenía un par de altavoces Creative con subwoofer y en el salón un buen ampli (Audiolab 8000A con altavoces REGA ) para escuchar la mezcla una vez terminada, cabrearme y volver al ordena a remezclar. Así que, con estos antecedentes, cualquier cosa mejoraría mis temas. Así y todo, estos monitores me han sorprendido muy gratamente y te comento porqué.

Primero, tamaño perfecto para una habitación de unos 15 metros cuadrados. Los tengo separados unos 30 cm. de la pared para evitar resonancias raras. Aunque están sobre una mesa de madera, les he puesto una base de foam (goma espuma) de alta densidad para filtrar vibraciones y que no se transmitan a la mesa.

Segundo, potencia: más que de sobra para el uso que están destinados, es decir, mezclas a corta distancia (campo cercano). Y lo bueno no es la “mucha” potencia, si no la respuesta que mantienen a volumen bajo. Tengo cada uno a medio metro de mi cabeza aproximadamente, en 60º entre ellos y el sonido siempre llega muy claro y transparente.

Tercero, agudos: he leído opiniones en las que se dice que tienen demasiados agudos. En mi opinión, son perfectos. Pocas veces he escuchado matices en la voz o en cuerdas (violines, etc.) como se escuchan en estos altavoces. Lo malo es que también escucharas un montón de ruido que ni te imaginas que están ahí (esto es bueno, por que podrás corregirlo y malo por que puede ser una tortura). Recuerda que unos monitores de referencia no tienen que sonar “bien”, si no servir para encontrar defectos de sonido y corregirlos.

Cuarto, medios: una vez más, muchas opiniones apuntan a que tienen demasiados medios y que en escuchas largas llega a ser molesto. Mi conclusión tras unas cuantas horas de escucha de música es que si la mezcla es buena, no molesta. De hecho, cada vez los uso más para escuchar música. De todos modos, tienen un atenuador/amplificador de + – 2 db en medios.

Quinto, el estéreo de estos altavoces es increíble. Nunca antes había experimentado un estéreo tan real, con ningún tipo de altavoz. Teniendo los altavoces en los laterales de la mesa, el sonido se reparte perfectamente ante la vista. La sensación no es que el sonido sale de los altavoces, si no simplemente “de enfrente”. Antes entendía la panoramización como una atenuación del sonido en uno u otro canal, incluso con auriculares como los AKG K271, que son una maravilla. Con estos altavoces, si un instrumento está en el centro del estéreo realmente suena en medio del espacio sonoro, y no por igual en ambos canales. Este aspecto es el que más me ha impactado de estos monitores y que he notado a la hora de mezclar.

La respuesta de graves es algo floja para música con mucho subgrave (esos que te mueven la barriga), algo que por lo visto ocurre con todos los monitores de 5″. Sin embargo, son fáciles de detectar defectos en los graves. Cuando quiero hacer una escucha alternativa enciendo el subwoofer de Creative y me hago una idea de lo que me estoy perdiendo por debajo de los 50 herzios.

Y decía que la elección del modelo fue involuntaria por que yo en realidad quería los HS-80 que, la verdad, no habría tenido dónde meterlos en mi cuarto. Así que debo dar las gracias a mi hermano, mi cuñá, mi novia y a mi padre por regalármelos y encima elegirlos mejor que yo!