Ayer estuvimos trasteando con un viejo microscopio ruso de mi hermano, construido a la vieja usanza, de esos que cada pieza pesa un quintal.
Este microscopio sirve para ampliar superficies reflectantes (como metales). Lo más interesante es que tiene una ranura para acoplar una preciosa cámara Zorki de 35 mm, incluida con el equipo. Antes de probar con película, sin estar muy seguros de lo que saldría, pusimos el cuerpo de una DSLR sin objetivo, a ver qué pasaba… y voilá! la imagen apareció a la primera. Por desgracia, el acople no era perfecto, por lo que el enfoque era difícil de ajustar.
Sólo fueron unas pruebas, pero las imágenes me encantan. Utilizamos una moneda, un trozo de plástico y alguna cosa más que teníamos a mano, y las texturas y colores son de lo más interesantes. Estoy deseando volver a probar!
Las fotos no llegan ni a la suela de las que hay en algunas páginas, como la de Nikon Small World, dedicadas a este tema. Pero la exploración de ese mundo microscópico que nos rodea, aunque no lo veamos, siempre es una gozada y supone en sí mismo toda una experiencia recomendable.
Etiquetas: Fotografía, microscopio, textura
Un Comentario
Very gгeat рost. I just stumbled upon your blog and wanted to mention that Ӏ’ve truly loved
surfing around your weblog posts. After all I’ll be subscribing in yоur rss feed and I am
hoping you write again soon!